Son muchos los síntomas o señales que podemos percibir de nuestro entorno cuando las cosas se tuercen en el trabajo.
En muchas ocasiones las vemos; en otras, cerramos los ojos, pensando: Es imposible que me esté pasando esto a mí.
Notamos cosas, pero mentalmente no queremos notarlas, sentimos ciertos desdenes pero pensamos que quizá desaparezcan, en nuestro fuero interno lo sabemos pero en vez de tomar las riendas y llegar al final de la solución del problema (Ya sea para bien o para mal) nos dejamos mecer por los acontecimientos y con ello, nos dejamos arrastrar por esta situación insana, que dejará una mella importante en nuestra vida personal y profesional.
El problema es que cuando se decide un despido en muchas ocasiones no se lleva a cabo de manera inmediata aunque la decisión esté tomada y esto se debe a que es muy posible que no haya motivos suficientes para hacerlo. Por ende, se entra en una espiral de despropósitos mediocres para que seas tú el que des el paso de preguntar qué está pasando… Es la mediocridad del mando y la falta de liderazgo lo que hace que estas situaciones se alarguen en el tiempo y se conviertan en una agonía.
Seis síntomas de que te pueden despedir de tu trabajo:
- 1.- Fiscalización de tu trabajo.
Tu jefe empieza a preguntarte cosas sobre tu trabajo que hacía tiempo que no te preguntaba, como por ejemplo: Necesitaría de forma inmediata un reporte extenso de cómo están los proyectos que estás liderando, a ser mejor por escrito (búsqueda de la prueba)… Acompañado de frases manidas como “No es por nada pero me lo piden desde arriba”, “Ya sabes, aquí todos tenemos jefes” y también ’’Tranquilo/a no pasa nada ehh”. Se está produciendo un aumento del control de tus tareas y de tu área de actuación, cuyo fin será la justificación del despido y asegurarse toda la información cuando ya no estés.
- 2.- Pérdida de autonomía:
Empiezas a notar que se toman decisiones que tú tomabas antes y que afectan directamente a tu trabajo y nadie te consulta. Tu jefe o colateral empieza a pedir directamente a tus colaboradores directos y/o equipo lo que antes pasaba por ti.
En definitiva “Se te saltan a la brava” y eso sí, acompañado de frases como “Vine a por la información pero no estabas y como la necesitaba se la pedí directamente” (Cuando la realidad es que estaba esperando que te fueras del despacho para hacerlo) “Espero que no te moleste pero así iba todo más rápido”. Es en ese momento cuando ya empezamos a sentirnos fuera de juego.
- 3.- Falta de Comunicación vs indiferencia:
De repente, ya no se produce feedback con tu responsable; ni bueno ni malo, ya no os tomáis ese café de la mañana, las reuniones semanales empiezan a fallar, a perder regularidad, los mails nos los contestan con más retraso de lo habitual… La indiferencia empieza a reinar por todos lados.
Percibimos de forma un tanto incrédula como estas acciones que antes protagonizábamos empiezan a protagonizarlas terceros, alguien de nuestro equipo y desde nuestra silla vemos como se producen esos encuentros desde un estupor máximo.
- 4.- Pérdida de influencia:
Es de las cosas que más duelen… Cuando te hacen sentir totalmente prescindible.
La desinformación reinará, te enteras de la puesta en marcha de un proyecto por terceros, no por tu responsable y ya no se cuenta contigo cuando antes sí lo hacía.
Se convocan reuniones de trabajo a las que asistías siempre y de repente ya no se te convoca.
Los proyectos que lideras y que hasta ahora eran importantes pierden peso específico y ya nadie te pregunta por su desarrollo.
Se prevé una nueva incorporación y nadie te lo explica y si es en tu equipo ya es el no va más… No dudes de que o viene a substituirte o a poner en cuestión tu continuidad de forma inminente.
- 5.- Degradación en el organigrama y/o puesto:
Otra señal es cuando directamente te ponen a un nuevo director o responsable creando un puesto de trabajo hasta ahora inexistente.
Alguien que tras una posible reestructuración o reorganización (según como te lo vendan) será quien decida por tu continuidad.
En estos casos la degradación es a nivel de tu influencia, ya no reportarás directamente a quien lo hacías sino a esta nueva figura.
En estos casos suelen mantenerte el salario aunque no el status por lo que te sentirás en peligro ya que, despertemos, a nadie le pagan lo mismo por tener menos responsabilidades.
Esta acción; solo pretende, una vez más, una la transición más segura y necesaria para que quien te va a sustituir se asegure tu ‘’Know-how’’ para después, en el tiempo darte el pasaporte final.
- 6.- Enmudecimiento del entorno:
Probablemente, como en el amor, el afectado por un despido es el último en enterarse…
Quizá cuando eres el objetivo, quien quiere despedirte ya tiene como aliado a alguien de tu equipo, aquella persona a la que tú apoyaste de manera incondicional y la hiciste crecer y que ahora entiende que su promoción pasa por “Hacerte la cama”. Una realidad triste pero por desgracia frecuente. Recuerdo aquel refrán que dice “No pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió”.
Notarás como tu equipo se aleja, se protege a si mismo (Es una reacción natural, aunque para ti será incomprensible, hacia la conservación del puesto para unos y hacia el ascenso para otros).
Notarás todo eso en las miradas y en sus comportamientos, sabrás que ya no puedes contar con su apoyo porque ya han declinado su balanza.
Ante todo esto, ya solo nos queda reaccionar amigos, la sentencia pende sobre nuestras cabezas y el desenlace será menos trágico si tomamos las riendas de la situación nosotros buscando una solución lo más digna y buena para nuestra carrera profesional.
¿Qué hacer ante esta situación?
- 1.- Reconocernos a nosotros mismos que estamos en peligro de perder nuestro puesto de trabajo, que os parecerá una obviedad, pero no siempre ocurre. Yo he visto casos que aún teniendo gran parte de estas señales no son capaces de reconocerlas y el día que la relación laboral se extingue les pilla, dicen, por sorpresa.
- 2.- Intentar hacer de este problema una oportunidad desde la inteligencia, la calma y la estrategia clara de abordar nuestra salida de la mejor manera posible.
- 3.- No hacernos mala sangre ni con quienes nos despiden ni con quienes hemos sentido que nos traicionan, no podemos perder energías en ello, la vida va y viene y no se detiene (como decía Alejandro Sanz en su canción…). Cada uno hace su propia historia y quien hoy, supuestamente tiene el poder de decidir por ti, quizá mañana esté en tu lugar.
- 4.- Dejar de pensar cosas como “me he dejado aquí diez o veinte años de mi vida”, “Lo he dado todo y ahora mira”, “No me merecía esto”… Compadecerse no te lleva a ningún lugar, solo a la pérdida de tu autoestima y ahora la necesitas más que nunca para renacer.
- 5.- Ve en busca de respuestas y una solución desde ya, cuanto más tiempo pase peor, más momentos dantescos vivirás y más fuerza perderás en el camino.
- 6.- Ser conscientes de que todo pasa por algo, de que quizá ahora no somos capaces de verlo, nos están haciendo un favor, trabajar en organizaciones con estos valores y esta mediocridad en su manera de gestionar el capital humano no vale la pena.
- 7.- Ser todo lo valiente que sabes ser, recuerda siempre que la indecisión descansa en el miedo, y por ende merma los sentidos y los acalla… Hay que ser valiente para decidir que; a veces, hay que hacer el equipaje, nuevas empresas, organizaciones o proyectos te esperan. Como dice la frase “La vida es demasiado corta para trabajar en el lugar equivocado’’.